Mi primera vez…… meditando.

Estaba escribiendo mi ultimo libro, y hablando de la importancia y los beneficios de la meditación, recordé esta divertida experiencia que quiero compartir contigo. Creo que una de las cosas más importante mientras aprendes a meditar es no criticarte y no juzgarte por el resultado obtenido. Al principio no te sientas culpable si tu mente no se relaja lo suficiente, se distrae con el vuelo de una mosca, o con los problemas del día a día. Sé comprensivo y date tiempo, la práctica y la constancia te ayudará. Te lo digo yo, que cuando comencé mi incursión en este “misterioso mundo de la meditación” hace casi veinte años, me distraía con cualquier ruido, incluso con el de mis tripitas, o el dolor muscular probando la famosa postura flor de loto, entre otras….

 Recuerdo un día, mientras practicaba torpemente, la meditación Vipassana, con el monje Kusalo en un retiro espiritual por la Sierra de Acebo, y arropada con el gélido frió de Diciembre a las cinco y media de la mañana, en un templo cuyas paredes eran de cristal, y sentada sobre una alfombra adoptando la famosa postura, o algo similar, pensé, “me duelen hasta las pestañas, no siento las piernas y estoy congelada, ¿donde esta ese calorcito del tan tiem o estrella del núcleo del que he oído hablar, pero nadie me ha presentado? Mis piernas, acorchadas por el frio, por no permitir la circulación de la sangre por su ruta habitual. En esta situación amenizada por el castañeteo de mis dientes, entre los cánticos del monje que parecía acallarnos como las nanas de los bebes. Pensé, “¿me voy a dejar vencer por el frió o me voy a centrar en meditar y generar calorcito tal y como lo hace este señor monje?”

 Como te puedes imaginar, en ese momento era una novata, por unos minutos no sentí el frió en mi cuerpo. Se me olvidó, y alcancé un gozo maravilloso, precia estar flotando. Al terminar el día, mi mente estaba muy tranquila, y yo satisfecha.. Había meditado como mi maestro!… Aunque reconozco, que me pillé un gran constipado con su fiebre y todo que me duro dos días metida en cama y sudando.

 Pero cuando regrese a mi ciudad, Madrid, mientras que todo el mundo se abrigaba con los plumas, yo vestía con una chaqueta de punto. No sentía el frío de Diciembre, parecía estar inmunizada! Después de esta experiencia, aprendí que quizás, era importante seguir perseverando en lugar de tirar la toalla. No había conseguido, en ese momento lo que mi maestro decía, o lo que los alumnos aventajados comentaban….  pero pensé que quizás era más importante adaptar la meditación a mi forma de vida occidental, que orientalizar mi vida para adaptarme a las posturas de meditar. Ya han pasado casi veinte años, hoy en día he disminuido la cantidad de tiempo de meditación, pero e incrementado su calidad. La postura que adopto es cómoda manteniendo la espalda recta que no rígida, para que los chacras estén alineados y fluya la energía, y utilizo la respiración diafragmática. Con el tiempo, me he dado cuenta que aquel constipado, mereció la pena!

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2 comentarios

Archivado bajo crecimiento, crisis. autoayuda, Libros, psicoterapia., silencio

2 Respuestas a “Mi primera vez…… meditando.

  1. Pues Martha, sinceramente, no sé si me ha gustado más el desarrollo de tu libro en el programa «Para todos la 2» o tu blog. ¿Sabes esa sensación, en la que estás buscando un algo, no lo encuentras y de repente cuando menos te lo esperas aparece? Gracias por dejarme aprender de ti y por supuesto por la «causalidad»

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