Sabias que… nacemos príncipes o princesas, y los acontecimientos, el ambiente que nos rodea, la presión social, etc., nos van convirtiendo en ranas. Hacer frente al desafío de nuestro día a día se vuelve cada vez más difícil. Es así para nosotros, para nuestras parejas y para nuestra familia.
Pero no desfallezcas! Todo lo mal-aprendido se puede des-aprender y re-aprender de nuevo. Con un esfuerzo consciente y programado podremos salir de cualquier laberinto. También podemos ayudarnos de técnicas como la Programación Neurolingüística, acelerando así el proceso de aprendizaje. Peo recuerda que tienes una parte positiva.. Utilízala! Así podrás disfrutar de tu vidas. Disfrutar desde el punto de vista de tomar un fruto, paladearlo, saborearlo, conocerlo. El fruto es cada cosa y cada momento, alegre o triste, extraordinario o cotidiano, placentero o doloroso, del día a día. Degustar es vivirlo comprometidamente. ¿No crees que sería un poco tonto el trabajar para hacer crecer los frutos que no vas a comer nunca? ¿Ni compartirás con los otros?
Entonces, ¿cuál crees que es el camino para aprender a vivir mejor?
Mi opinión…
- Mira hacia tu interior para comprenderte. Allí cohabitan tres personas, el mayor, el adulto y el pequeño:
– El MAYOR, nos dice los que he de hacer,
– El ADULTO, que razona lo que conviene hacer y
– El PEQUEÑO que manifiesta lo que le gustaría hacer. Se trata de aprender a discernir cuándo hemos de funcionar desde el (M), el (A) o el (P).
Todo lo que en algún momento ha sido captado conscientemente por nosotros (tanto las acciones como los sentimientos inherentes a las mismas), permanece como si estuviese grabado y almacenado en nuestro cerebro, pudiendo ser reproducido en cualquier momento.
Si volvemos a «escuchar» una grabación, de nuevo oiremos y sentiremos tal como se desarrolló inicialmente. En la persona del MAYOR están las grabaciones de las actitudes, conductas y conceptos que fueron aprendidos en la infancia: pautas sociales, morales, religiosas; las reglas de convivencia, lo que debemos y no debemos hacer. El MAYOR juzga, ordena, critica y protege nuestra persona.
Imagina que tu mente es como un potente ordenador que funciona por los programas que has instalado. En estos momentos y con el paso del tiempo hay programas que ya no son adecuados ni adaptados a la época o situación actual. Lo que tenemos que hacer es identificarlos para comprenderlos, des- aprenderlo, e instalar otro más adaptativo al día de hoy, rea-prenderlo.
El ADULTO es como un ordenador que procesa la realidad a través del pensamiento racional y lógico. Es el único estado del YO capaz de reprogramarse. Siempre funciona con información y es por ello que, El ADULTO procesa y razona.
En la persona del PEQUEÑO residen las emociones, la imaginación, intuición, diversión, creatividad, espontaneidad, arte. Busca el placer y trata de evitar el dolor. Se manifiesta también porque a veces es grosero, lloroso, violento y exigente. Todo un tirano!.Él, crea, siente, intuye y se divierte.
Para des-aprender y reaprender hemos de analizar si lo que se ha de hacer (M) y lo que nos gustaría hacer (P) es lo que conviene hacer (A), y a partir de este proceso racional y lógico, se van tomando poco a poco decisiones sobre nuestra nueva forma de vivir y de hacer las cosas.
2.- Una vez que has des-aprendido, sería importante aceptar que la vida, es tal cual, con todas sus dificultades y sus posibilidades y…Vale la pena! Vale penar por ella, padecer, entristecerse y dolerse, pero también merece disfrutar de las alegrías, del gozo y de todos los sentimientos contrarios a los anteriormente mencionados. Tanto más si estamos dispuestos a apostar, casi a ciegas, por lo que sigue, por el resto de nuestra vida. Quizás debería probar a comenzar cada día con la decisión de disfrutarlo al máximo y vivirlo como si fuera el primer de tu vida.
Recuerda: Mejora tus esquemas de conducta a través de los esquemas cognitivos. No te resignes a hacer las cosas de una forma determinada, solo porque siempre se han hecho así. La flexibilidad mental es una herramienta primordial en la autosuperación del día a día.
¿Practicamos?
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